domingo, 5 de septiembre de 2010

Pedagogía del Oprimido, Paulo Freire.

“Si no amo el mundo, si no amo la vida, si no amo a los hombres, no me es posible el diálogo. […]
¿Cómo puedo dialogar, si alieno la ignorancia, esto es, si la veo siempre en el otro, nunca en mí?
¿Cómo puedo dialogar, si me admito como un hombre diferente, virtuoso por herencia, frente a los otros, meros objetos en quienes no reconozco otros “yo”?
¿Cómo puedo dialogar, si me siento participante de un “ghetto” de hombres puros, dueños de la verdad y del saber, para quienes todos los que estan fuera son “esa gente” o son “nativos inferiores”?
¿Cómo puedo dialogar, si parto de que la pronunciación del mundo es tarea de hombres selectos y que la presencia de las masas en la historia es síontoma de su deterioro, el cual debo evitar?
¿Cómo puedo dialogar, si me cierro a la contribución de los otros, la cual jamás reconozco y hasta me siento ofendido con ella?
¿Cómo puedo dialogar, si temo la superación y si, sólo pensar en ella, sufro y desfallezco?
La auto-suficiencia es incompatible con el diálogo.”


Genial video sobre el autor, Paulo Freire. Recomendable para verlo.


viernes, 3 de septiembre de 2010

Ya quisiera yo

Ya quisiera yo ser librepensador,
no oír el rugir de tripas de tantos, ni su llanto, ni su dolor,
establecerme correcto, filósofo, neutral, independiente,
manejarme bien con toda la gente.

Ya me gustaría a mí alinearme con los no violentos,
regalar flores, descalzo, arrancadas de algún tiesto,
sin tener que poner la otra mejilla para nadie,
a no ser amenazado por ningún indeseable.

El caso es que me afectan las cotidianas tristezas, 
la de los supermercados, la del metro y las aceras,
también las que me quedan lejos,
las de los secos desiertos, las de las verdes selvas.

El caso es que me parecen buena gente,
algunos luchadores del ocaso, 

que se parten el pecho por ser escuchados,
que morirán en alguna esquina, tiroteados.

Quisiera ser más listo, pasar de largo,
saberme libre de culpa y limpio de pecado,
y ser alma caritativa, Maria Goretti o santa,
sufrir sólo un poquito, sólo lo que Dios manda.

No entender de política, ni de sus actualidades,
convencerme que es red de araña, nido de alacranes,
y mutilar mi alma y mi esencia de animal social, 
saberme superior a tanta frivolidad.

El caso es que me afectan demasiado,
la tristeza de los suburbios, el drama urbano,
saber que seremos caníbales dentro de poco
y que no habrá carne suficiente para todos.

El caso es que me afecta, quizá más de lo normal,
tener tanto miedo al cruzar mi portal,
ver que arde mi ciudad o que sangra el asfalto.
Quizá debería ver menos el telediario.

Quisiera ser más listo, adoptar bien la pose,
librarme de etiquetas, hasta la de hombre, 
y entender que sólo yo me entiendo
y que no me entiende nadie, 

ser un buen ciudadano formal y respetable.

Omitir de mis canciones
palabras como: compañero, obrero,
justicia, guerrilla, paz, hambre o miedo, 

y hablar del amor, de cosas bonitas, de mis recuerdos,
contar alguna anécdota graciosa
de cuando era quinceañero.

El caso es que me afectan las cotidianas tristezas,
la de los supermercados, la del metro y las aceras,
también las que me quedan lejos,
las de los secos desiertos, las de las verdes selvas.

El caso es que me parecen buena gente,
algunos luchadores del ocaso,
que se parten el pecho por ser escuchados,
que morirán en alguna esquina, tiroteados.

Ismael Serrano.

miércoles, 1 de septiembre de 2010

Evita

"El fanatismo es la única fuerza que Dios le dejó al corazón para ganar sus batallas. Es la gran fuerza de los pueblos: la única que no poseen sus enemigos, porque ellos han suprimido del mundo todo lo que suene a corazón. Por eso los venceremos. Porque aunque tengan dinero, privilegios, jerarquías, poder y riquezas no podrán ser nunca fanáticos. Porque no tienen corazón. Nosotros sí. Ellos no pueden ser idealistas, porque las ideas tienen su raíz en la inteligencia, pero los ideales tienen su pedestal en el corazón. No pueden ser fanáticos porque las sombras no pueden mirarse en el espejo del sol. Frente a frente, ellos y nosotros, ellos con todas las fuerzas del mundo y nosotros con nuestro fanatismo, siempre venceremos nosotros. Tenemos que convencernos para siempre: el mundo será de los pueblos si los pueblos decidimos enardecernos en el fuego sagrado del fanatismo. Quemarnos para poder quemar, sin escuchar la sirena de los mediocres y de los imbéciles que nos hablan de prudencia. Ellos, que hablan de la dulzura y del amor, se olvidan que Cristo dijo: "¡Fuego he venido a traer sobre la tierra y que más quiero sino que arda!" Cristo nos dio un ejemplo divino de fanatismo. ¿Qué son a su lado los eternos predicadores de la mediocridad?"

Mi mensaje, Eva Duarte de Peron