miércoles, 19 de abril de 2017

20/04/2017

El sublime roce 
de tus labios.
La piel erizada.
La blandura
de tus manos
líquidas.
Y mi boca,
que se deshace
entre beso y beso.
Cálido encuentro
fugaz y ansiado.
Y vuelvo 
luego
despacio
a mi muerte
cotidiana.

sábado, 8 de abril de 2017

08/04/2017

Me despierto con la noticia de Micaela y pienso, ¿cuánta violencia somos capaces de soportar? Lamentablemente, no me asombra la noticia, no me asombra su muerte. Es la naturalización de lo atroz y las absurdas frases hechas ("que mal está el mundo", "adónde vamos a parar"). Y sin embargo, pienso, el mundo se mueve, pero también es movido: vamos exactamente a dónde nos estamos llevando. Y es que resulta que las violencias son el síntoma de una sociedad que no puede construir otras formas de vincularse, de personas que construyen modos enfermos de pensarse con otros. ¿Y cómo podría ser de otra manera, si en la cotidianeidad no podemos despegarnos de muchos modos sutiles de ser violentos con quienes nos rodean? ¿Cómo pensarnos diferente cuando hay muchos otros que no dan entidad a tu palabra? Los mecanismos sociales son perversas armas psicológicas: sentimos culpa cuando nos humillan, sentimos vergüenza cuando nos atropellan, sentimos tristeza cuando nos abusan, sentimos bronca hacia nosotros mismos cuando nos niegan la palabra. Y la realidad es que lo verdaderamente culpable, vergonzoso y triste es humillar, atropellar, abusar y negar la palabra. ¿Cuántas veces hemos estado en ese lugar? ¿Cuántas veces nos han ido matando despacio, en cada pequeño abuso? ¿Cuántas veces hemos sido despojadas de nuestras decisiones, porque decimos NO pero hay quien interpreta que "queremos decir si"? Los atropellos cotidianos, los afectos enfermizos, los modos violentos de tratarnos entre nosotras/os, la imposibilidad de construirnos, la mirada amenazante y la mirada temerosa, la negación a asumir que el otro es un OTRO, la fundición de deseos negadora de disidencias, las pequeñas invasiones del día a día... Todo eso, nos mata a todas. Y todo eso, también mató a Micaela.