Besos desordenados,
apasionados.
Mariposas que vuelan
alrededor de tu
enredado pelo.
Caricias salvajes,
animales buscando su alimento.
Mordiendo, arañando,
rugiendo.
Delirio y locura.
Luces que pasan
por la ventanilla.
Miradas furtivas,
culpables y cómplices.
Tigres que se relamen,
borrachos,
después de haber saboreado
carne fresca.