martes, 29 de agosto de 2017

Esa noche

Esa noche las estrellas brillaban increíblemente hermosas y el mar nos regalaba una leve brisa que se sentía suave y fresca en aquel balcón. Hablamos, y hablamos, y hablamos. De cosas tan profundas y tan superficiales, de la vida, de la sociedad, de la política. Nunca hablamos de amor. Nos sentamos y me abrazaste, y encontré en el hueco de tu hombro mi lugar en el mundo.

“Podría quedarme a dormir, ya es tarde para volver”. (Si supieras, pensé, qué tarde es para volver). 

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