"Quien con monstruos lucha cuide de no convertirse a su vez en monstruo. Cuando miras largo tiempo a un abismo, el abismo también mira dentro de ti." (F. Nietszche)
Te he despojado de cada una de tus capas, como quien desenvuelve un regalo precioso de su envoltorio.
Te he despojado de cada una de tus capas, como quien desenvuelve un regalo precioso de su envoltorio.
Te he desnudado de todas las formas posibles, y lo que
encontré me deja inmovilizada.
La fragilidad más pura. El sentimiento descarnado. Lo
profundo de tu alma develada en pequeños instantes.
¿Cómo junto de nuevo cada una de tus corazas? ¿Cómo vuelvo a
unirte?
Siento que he roto el frágil e inocente jarrón, y sigo
intentando (ingenuamente, culpablemente) reconstruirlo uniendo sus piezas.
Quisiera ayudarte a que te cuides de mí, pero muy en el
fondo sé que es demasiado tarde.
Me asomé a mirar tu abismo y lo que vi ahí me paralizó, me
dejó como en un péndulo que se mece sobre su eje, demasiado inconsciente,
demasiado atrapado.
Pero un péndulo no elige. Yo sí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario