lunes, 30 de agosto de 2010

Algunas reflexiones personales sobre Paulo Freire

La pedagogía de Paulo Freire constituye el núcleo esencial de las teorías críticas en Latinoamérica. Los aportes que me ha brindado (y, espero, siga haciendo) son muchos y variados.
El simple hecho de que sea una pedagogía latinoamericana ya me permite pensar una educación desde una pertenencia geográfica y una cercanía histórica. Es decir, las aproximaciones entre los países de America Latina, sus parecidos (principalmente en cuanto a las historias de opresión), hace que sienta que Freire me habla desde un lugar que es mío también, desde una historia de la que también soy parte, y me habla de un cambio del que yo también soy protagonista, de una tarea que es también mía. Y esta tarea consiste justamente en ocupar un rol docente transformador, critico, que no sea un mero reproductor de “pedagogías bancarias”, sino un verdadero mediador, capas de darles la palabra a los oprimidos.
Freire le otorga una gran importancia a este hecho de darles voz a los oprimidos porque son justamente ellos quienes, mediante la palabra, tienen que hacerse concientes de su propia situación de opresión.
“Cuando Dios dijo: ‘Darás nombre a las cosas’, él dijo ‘transformarás el mundo para que puedas dar nombre a las cosas’.” Puede verse en esta cita claramente el papel de la palabra a la hora de nombrar el mundo. Nombrando las cosas las transformo, las resignifico, las rehago. Es en este sentido que Freire propone darle la palabra al oprimido, para que pueda emprender el camino para su emancipación transformando el mundo por medio de la palabra, saliendo de la “cultura del silencio” en el que se hallaba sumido debido a la misma situación opresiva.


Siguiendo a Freire, podemos proponer una estrategia pedagógica que tenga en cuenta el sentido común de los educandos, sus propios intereses e inquietudes. Partir de las mismas vivencias de los estudiantes implica una fuerte carga de significación. Es por esto que debemos tener siempre como punto de partida las experiencias de vida de los educandos, pero no estancarnos ahí. Para que sea realmente conocimiento lo que se está poniendo en juego en la clase debemos fundamentar, analizar, racionalizar, dichas vivencias. Partir de ellas pero para ir más allá, para hacer concientes determinadas situaciones estructurales que no pueden verse desde dimensiones individuales.
Para Freire la educación tiene una estricta finalidad política, que es lograr la liberación de los hombres, tanto a los oprimidos como a los opresores. Partiendo de este punto, considera también que es imposible alcanzar este fin sin que medie la esperanza. “No hay cambio sin sueño, como no hay sueño sin esperanza”. La pedagogía de la esperanza no puede existir sin el amor, sin la alegría de aprender. Solamente podemos enseñar a amar amando. Solo así podemos lograr que en la interacción entre educadores y educandos, en este juego de enseñar y aprender, sea un acto de alegría, de goce, el encontrarse con el conocimiento.
Creo que, hablando en este sentido, la realidad es que los alumnos de hoy no se resisten a la obtención de conocimientos. A lo que ellos se resisten es a determinadas metodologías adoptadas por los docentes, al autoritarismo encubierto, al silenciamiento de sus propias vidas en pos de una “racionalidad superior”.
Seria muy ingenuo pensar que los adolescentes (y que el ser humano en general) no quiera conocer. La intriga es parte de la naturaleza humana. La cuestión pasaría, más bien, por ver qué es lo que interesa a unos y otros conocer, hasta que punto aquello que la sociedad llama “conocimiento” se relaciona con lo que cada uno considera importante para su vida. 
Como dice Freire claramente, “la cuestión es dialógica”, es un ir y venir que se hace presente en el dialogo como reconocimiento del otro. 

viernes, 27 de agosto de 2010

Algo que escribi hace un tiempo ..

Hay días en que nos levantamos por la mañana, y sentimos que todo ya nos da igual. Que estamos cansados de pelar y pelar por cosas que no sabemos en realidad si vamos a conseguir cambiar. Cansados de sentirnos solos en la lucha, de sabernos los únicos que discutimos, criticamos, peleamos, nos revolucionamos. Esos días, grises y oscuros, caemos en esa absurda tentación que nos envuelve, esa tentación de dejarnos llevar, de ser simplemente una persona más entre todas las otras. Nos resulta tan claro y despejado el camino de la indiferencia, de la autosuficiencia, que llegamos a querer con todas nuestras ganas olvidar el mundo, el hambre, la pobreza, el llanto de millones. Nos vestimos como todos, nos peinamos como todos, hablamos como todos, nos comportamos como todos. Y así, disimuladamente, pasamos a formar parte de ese ejercito silencioso y cobarde que hace temblar al mundo. Un ejercito que no lucha, que no pelea, que no discute, que no reniega de las cosas que sabe que están mal. Un ejercito que no preocupa por sus armas de fuego sino por su inacción. Ese letargo, esa pereza física, espiritual y hasta mental lleva a dejar de pensar, dejar de creer, dejar de hacer. Y si dejamos que nos impongan, que nos adoctrinen, que nos manden, estamos convirtiéndonos en una nueva generación de seres sin voz y sin nombre, una generación de hombres despreocupados, descreídos. Estamos sencillamente facilitándole la tarea a esa otra gente que se dedica a clavarnos un puñal por la espalda cuando nos sabe desprotegidos. Que roba, que corrompe, que targiversa, que mata de hambre a miles de niños cada día, que roba la dignidad de los hombres, como dueños de un circo de marionetas. Y los dejamos hacer, los dejamos ser, sin protestar, sin quejarnos.
Es por esto que en esos primeros instantes del día, esos en los cuales abandonamos el mundo de los sueños para caer de cara a la rutina del día a día, debemos optar por cambiar de rumbo, por cambiar de bando. Convencernos de que mientras halla una persona que crea que hay cosas que están mal y deben modificarse, esas cosas podrán ser cambiadas. Y así evitaremos que las tentaciones que nos rodean todo el tiempo, en la televisión, en la música, en la computadora, nos lleven a formar parte de ese ejercito tan abominable. No caigamos en la resignación, no nos quedemos sentados mientras profanan la justicia, no nos quedemos inmóviles viendo como unos cuantos se roban nuestro futuro, no nos callemos si sabemos que gritando vamos a ser capaces de salvar al menos una vida. Y luchemos con las armas mas poderosas que tenemos, esas armas que todos los corruptos y demagogos temen, la unidad, el amor, la solidaridad, la confianza. Y creemos para nosotros, para nuestros hijos, y para toda la raza humana un mundo mejor, donde las guerras y el odio sean inverosímiles, donde lo único capas de gobernarnos y dominarnos sean la paz y la justicia. 

martes, 24 de agosto de 2010

Somos (Ismael Serrano)

Somos los niños burbuja del fin de la historia, 
x en ecuaciones 
soñando con contratos fijos,
con libélulas que anhelan
dulces besos que se esconden
tras el brillo de las barras
de aquel bar donde te amé,
isla de resistencia,
tallando en cubitos de hielo
futuro y promesas.

Y mientras los ultracuerpos
subidos a estrados recitan sermones,
hay quien nos dice que no es tiempo
para hablar de la utopía
ni de revoluciones,
que es un anacronismo cantarle a la trova,
nombrar a Guevara
y mientras golpean tu fe
y tu futuro en su fragua.

Y en estos días el que escribe,
consciente del privilegio
de nacer en esta orilla,
cree que aún éste será el tiempo
del ángel temeroso que suspira,
átomo que gira en solitario,
alienígena nacido en esta tierra,
del sueño sublime, en fin,
del hombre y la mujer que buscan
otro mundo posible.

Y, mientras tanto, los santos
de causas perdidas discuten verdades,
armados con su piolet se confunden de enemigo.
Mientras, en la calle,
un rumor de alas batiendo exige su voz,
una voz diferente. 
Meciendo en la red utopías
pregunta y disiente.

Y en estos días el que escribe,
consciente del privilegio
de habitar en esta orilla,
cree que aún éste será el tiempo
del hada temerosa que suspira,
luciérnaga abandonando el letargo,
Ícaro escapando de una isla,
del sueño sublime, en fin,
del hombre y la mujer que buscan
otro mundo posible.