sábado, 13 de septiembre de 2014

La tormenta

Caía la noche y las gotas resbalaban invisibles por las ventanas. Apuró el paso en aquel pasillo, que se iba oscureciendo junto con el día. Los muros le parecían cerrarse tras de sí. Cerró fuertemente la puerta de la habitación, y el sonido retumbo en sus oídos. Suspiró, aliviada. Encontraba algo reconfortante, tranquilizador en la soledad de ese cuarto. 
Afuera se desataba una tormenta. Adentro suyo, también.


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